¿Independencia o Dependencia?
DIFERENCIAS ENTRE FAMILIAS DIRIGIDAS A LA INDEPENDENCIA Y LAS DIRIGIDAS A LA DEPENDENCIA
En las familias dirigidas a la independencia, los impulsos dirigidos hacia la autonomía y el ser uno mismo son considerados normales y no un desafío a la autoridad de uno de sus miembros. No se hace hincapié en la necesidad de los demás ni en el aferrarse a ellos. Igualmente, tampoco se exige la eterna lealtad del niño a su familia simplemente por pertenecer a ella. De esta actitud resultan las familias que les gusta reunirse en vez de sentir la obligación de hacerlo. Existe también un respeto por la intimidad de los demás más que una exigencia de compartirlo todo. En familias como ésta, la esposa tiene una vida propia aparte de la de esposa y madre. Es así un modelo positivo para sus hijos en vez de vivir su vida para ellos y a través de ellos. Los padres sienten que su propia vida es de una importancia capital porque sin ella no puede haber armonía familiar. Así los padres se ausentan ocasionalmente sin sentirse obligados a estar siempre para sus hijos. La madre no es una esclava porque no quiere que sus propios hijos (especialmente las niñas) se conviertan en esclavos. No siente que ella tiene que estar allí todo el tiempo para atender a todas las necesidades de sus niños. Ella piensa que puede apreciar a sus hijos y viceversa tanto o más cuando ella se está realizando y contribuyendo a la vida de su familia, de su comunidad y de su cultura en un pie de igualdad con el hombre en este mundo.
En este tipo de familia no existen manipulaciones sutiles por medio de la culpa o amenazas para mantener a los hijos dependientes y bajo la responsabilidad de los padres. Cuando los hijos crecen, los padres no quieren que los visiten por obligación. Además, los padres están demasiado ocupados en sus propias cosas para pasarse la vida esperando que sus hijos o nietos aparezcan para darles una razón de vivir. Los padres como éstos no creen que deben ahorrarles a sus hijos los sinsabores y dificultades que pasaron ellos, porque reconocen que el hecho mismo de trabajar para sobreponerse a las dificultades fue lo que les dio confianza en sí mismos y la estima correspondiente. Ellos no desean privar a sus hijos de experiencias tan importantes.
Estos padres se dan cuenta de que el deseo de sus hijos de luchar por sí mismos con la ayuda y no bajo el dominio de padres, es algo sano que no hay que negarles. El Demian de Hesse habla de la variedad de caminos hacia la independencia:
Tarde o temprano todos, cada uno de nosotros, tiene que dar el paso que lo separará de su padre, de sus mentores: tenemos que pasar todos por experiencias crueles, solitarias... Yo no había abandonado a mis padres y a su mundo, el mundo "luminoso" con una lucha violenta, sino que gradualmente, casi imperceptiblemente, me había alejado de ellos. Me apenaba que tuviera que ser así, y por eso muchas de las horas pasadas en casa de mis padres cuando iba a visitarles fueron desagradables.
Tú puedes hacer que todas tus visitas a la casa de tus padres sean experiencias afectuosas si te aferras con fuerza a tu propia lucha por independizarte de ellos. Y si tú presentas ante tus hijos un modelo de autoorgullo y de autovaloración positiva, ellos a su vez abandonarán el nido sin causar tensiones ni problemas a nadie.
En La esposa de su hijo (Her Son's TJife) Dorothy Canfield Fisher lo resume estupendamente:
La madre no es una persona que sirve de apoyo, sino una persona que hace innecesario el apoyo.
Que así sea. De ti depende el hacer que el abandono del nido sea un hecho natural y normal, o un suceso cargado de traumas que marcarán al hijo y a la relación con él para siempre.
En las familias dirigidas a la independencia, los impulsos dirigidos hacia la autonomía y el ser uno mismo son considerados normales y no un desafío a la autoridad de uno de sus miembros. No se hace hincapié en la necesidad de los demás ni en el aferrarse a ellos. Igualmente, tampoco se exige la eterna lealtad del niño a su familia simplemente por pertenecer a ella. De esta actitud resultan las familias que les gusta reunirse en vez de sentir la obligación de hacerlo. Existe también un respeto por la intimidad de los demás más que una exigencia de compartirlo todo. En familias como ésta, la esposa tiene una vida propia aparte de la de esposa y madre. Es así un modelo positivo para sus hijos en vez de vivir su vida para ellos y a través de ellos. Los padres sienten que su propia vida es de una importancia capital porque sin ella no puede haber armonía familiar. Así los padres se ausentan ocasionalmente sin sentirse obligados a estar siempre para sus hijos. La madre no es una esclava porque no quiere que sus propios hijos (especialmente las niñas) se conviertan en esclavos. No siente que ella tiene que estar allí todo el tiempo para atender a todas las necesidades de sus niños. Ella piensa que puede apreciar a sus hijos y viceversa tanto o más cuando ella se está realizando y contribuyendo a la vida de su familia, de su comunidad y de su cultura en un pie de igualdad con el hombre en este mundo.
En este tipo de familia no existen manipulaciones sutiles por medio de la culpa o amenazas para mantener a los hijos dependientes y bajo la responsabilidad de los padres. Cuando los hijos crecen, los padres no quieren que los visiten por obligación. Además, los padres están demasiado ocupados en sus propias cosas para pasarse la vida esperando que sus hijos o nietos aparezcan para darles una razón de vivir. Los padres como éstos no creen que deben ahorrarles a sus hijos los sinsabores y dificultades que pasaron ellos, porque reconocen que el hecho mismo de trabajar para sobreponerse a las dificultades fue lo que les dio confianza en sí mismos y la estima correspondiente. Ellos no desean privar a sus hijos de experiencias tan importantes.
Estos padres se dan cuenta de que el deseo de sus hijos de luchar por sí mismos con la ayuda y no bajo el dominio de padres, es algo sano que no hay que negarles. El Demian de Hesse habla de la variedad de caminos hacia la independencia:
Tarde o temprano todos, cada uno de nosotros, tiene que dar el paso que lo separará de su padre, de sus mentores: tenemos que pasar todos por experiencias crueles, solitarias... Yo no había abandonado a mis padres y a su mundo, el mundo "luminoso" con una lucha violenta, sino que gradualmente, casi imperceptiblemente, me había alejado de ellos. Me apenaba que tuviera que ser así, y por eso muchas de las horas pasadas en casa de mis padres cuando iba a visitarles fueron desagradables.
Tú puedes hacer que todas tus visitas a la casa de tus padres sean experiencias afectuosas si te aferras con fuerza a tu propia lucha por independizarte de ellos. Y si tú presentas ante tus hijos un modelo de autoorgullo y de autovaloración positiva, ellos a su vez abandonarán el nido sin causar tensiones ni problemas a nadie.
En La esposa de su hijo (Her Son's TJife) Dorothy Canfield Fisher lo resume estupendamente:
La madre no es una persona que sirve de apoyo, sino una persona que hace innecesario el apoyo.
Que así sea. De ti depende el hacer que el abandono del nido sea un hecho natural y normal, o un suceso cargado de traumas que marcarán al hijo y a la relación con él para siempre.
Extraido de "Tus zonas erróneas" de Dyer, W Wayne
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